miércoles, 11 de febrero de 2015

Gandía: El Palacio Ducal



El Palacio Ducal puede visitarse por la mañana desde las 10:00 h. hasta las 13:30 h. y por la tarde desde las 15:00 h. hasta las 18:30 h. siendo el precio de la entrada con guía y para jubilados de 6 euros. Hay cuatro visitas guiadas diarias, dos por la mañana y dos por la tarde, nosotros elegimos la visita guiada de las cinco de la tarde.

Ayuntamiento de Gandía

Como habíamos llegado con suficiente tiempo, estuvimos contemplando la Plaza Mayor, a muy pocos metros del Palacio, y su bonito Ayuntamiento.  El Ayuntamiento de Gandía se encuentra en esta Plaza Mayor (Plaza de la Constitución) frente de la Colegiata. Aquí se encontraba antes el mercado y diferentes talleres artesanales. Muy próximo se encontraban también la casa de pesos y medidas y la cárcel. A ambos lados del ayuntamiento se encontraban (antes de la restauración) otras casas y comercios que desaparecieron. Fue construido en 1778, durante el reinado de Carlos III (cuenta con una inscripción que lleva su nombre) y sólo se conserva del edificio original su fachada de sillares de piedra de estilo neoclásico. Sobre tres arcos de medio punto hay cuatro columnas dóricas con un medallón entre las dos centrales que sostienen un friso adornado por triglifos. El medallón hace referencia al año en que se terminó de construir el ayuntamiento (1781). Por encima, una balaustrada con cuatro bustos de piedra, que tienen como misión vigilar a los gobernantes, y representan las cuatro virtudes cardinales que debia cumplir todo político (prudencia, templanza, justicia y fortaleza). El edifico fue totalmente remodelado en 1982.
En el año 2012 se renovó totalmente la plaza y se reubicó la estatua de San Francisco de Borja. Hoy la estatua se encuentra al lado izquierdo de la entrada principal del ayuntamiento. Varias veces durante el año tienen lugar diferentes eventos en ella. Durante las fiestas en honor a San José se monta una gran falla, en Navidad hay mercados medievales y un gran Belén, durante las fiestas de Gandía tiene lugar la concentración del tío de la porra que saca a los niños del colegio, muchas procesiones parten de allí y muchos más eventos tienen lugar en ella.


Como ya era la hora nos dispusimos a visitar el Palacio Ducal. Por si alguien no lo sabe, es conveniente recordar que  los Borgia eran los Borja y son originarios de Játiva y Gandía, dos bellas ciudades valencianas. En Játiva, en 1431, nació Rodrigo de Borja, padre de la dinastía, que más tarde se fue a Roma, italianizó su apellido y tras múltiples maquinaciones palaciegas llegaría a ser el Papa Alejandro VI. Después le compraría a los Reyes Católicos el ducado de Gandía y mandaría allí a su hijo mayor, Pedro Luis. Sus dos hijos más famosos, César Borgia y Lucrecia Borgia permanecieron con él en Roma como peones de sus intrigas y sus negocios más terrenales en uno de los periodos más fascinantes, convulsos y truculentos del Renacimiento.
Éramos un grupo muy pequeño y el guía realizó una explicación exhaustiva. Comenzamos en el patio que hay nada más entrar.
Portada de entrada

Uno de los escasos vestigios que quedan de la primitiva construcción del palacio es la puerta y el cerrojo original del siglo XIV, así como la actual portada adovelada de medio punto por la que se accede al zaguán construido en tiempos de Alfonso el Viejo y el cerrojo que la cierra por dentro, que aún conserva perfectamente visibles las barras del escudo real de Aragón en recuerdo de sus antiguos residentes.
La familia Borja, colocó en su día sobre esta impresionante portada el escudo de armas en piedra que hoy todavía se conserva, sostenido por dos ángeles y dentro de una pequeña hornacina flanqueada por sendos hombres primitivos de larguísimas barbas. Esta fachada principal es de mampostería recubierta con mortero de cal y arena.

El Palacio Ducal de Gandia es un edificio que se remonta al siglo XIV. Para su construcción, se eligió el emplazamiento más elevado de la villa de Gandia, el “tossal”, y fue Alfonso de Aragón (Alfonso el Viejo), primer duque real de Gandía, quién se encargó de definir la configuración arquitectónica del palacio en época medieval. El palacio vivió así su primera época de apogeo con una corte de artistas, poetas y escritores entre los que se encontraban Ausias March y Joanot Martorell, convirtiéndose así en centro neurálgico del denominado Siglo de Oro de la literatura valenciana.

Con la llegada de la familia Borja a raíz de la compra del ducado de Gandia por parte del cardenal Rodrigo de Borja, el edificio se verá ampliado y modificado. Pedro Luís, María Enriquez de Luna y Francisco de Borja, dejaran su impronta entre los siglos XV y XVI. De esta época corresponde la remodelación del Salón de Coronas.
En época barroca, los duques Borja darán un nuevo aire al edifico con la remodelación del salón de Águilas y la construcción de la Galería Dorada, construida para conmemorar la canonización de Francisco de Borja. Tras la muerte del undécimo duque Borja sin descendencia, el ducado y el edificio pasaran a manos de familia nobles, que normalmente no residirán en Gandia. Durante prácticamente un siglo el edificio permanecerá abandonado, hasta que en 1890, la Compañía de Jesús adquirirá el inmueble en pública subasta.
Durante esta fase se llevó a cabo en el palacio una importante restauración cuya finalidad es consolidar todos los espacios del inmueble y promover toda una nueva decoración artística destinada a elevar la figura de San Francisco de Borja. Cabe destacar de este periodo la construcción de la Capilla Neogótica y el acondicionamiento del Oratorio o Santa Capilla del Palacio Ducal.
Patio de armas del Palacio
Al cruzar la puerta principal nos encontramos con el zaguán de entrada, que alberga a su izquierda oficinas y taquillas (jubilados con guía 6 euros, sin guía 5 euros), separado del magnífico patio de armas por un impresionante arco escarzano y cubierto por una techumbre de madera decorada con piezas de nácar y hueso. Actualmente en el ala norte del patio, en lo que originariamente fueron las caballerizas del edificio, se encuentra ubicada la iglesia del Sagrado Corazón, abierta únicamente en horario de misas, coronada por una espectacular galería. También se ubica en este espacio de estructura trapezoidal la escalera señorial que da acceso al Salón de Coronas.
De todos los ventanales que se abren al patio, únicamente el situado sobre la escalera de honor es original. A este patio de armas recaen las principales dependencias del edificio y, desde la planta baja, se accede a la que fuera antigua armería (actualmente capilla privada de la comunidad) y junto a ésta, el otro pulmón del edificio, el Patio de la Cisterna (por el enorme aljibe que albergaba), conocido también como Patio de las Cañas.
Patio de la Cisterna















De aquí pasamos al Salón de Coronas, situado en la primera planta, mediante un ascensor, aunque se pueden utilizar unas escaleras que hay junto a él. Originariamente se accedía por la escalera del Patio de Armas. Es una gran habitación rectangular que cumplía las funciones de salón de reino, aquí se recibían las audiencias, se tomaban las decisiones de estado y se despachaban los asuntos más importantes en tiempos del IV duque de Gandía. Fue construida entre 1544 y 1545 sobre tres salas más pequeñas del siglo XIV. San Francisco de Borja, IV duque de Gandia amplió las salas y elevó el techo con una techumbre de madera decorada con numerosas dobles coronas de donde toma el nombre la sala. La iluminación se recibe a través de unas ventanas góticas con asientos de piedra de los llamados festejadores. Desde esta sala se ve por un lado el Patio de Armas y por el otro el río Serpis. Actualmente, la sala se encuentra decorada por ocho sargas y un lienzo obra de Martín Coronas, junto con una pintura de autor desconocido, datada en el siglo XVIII, y que complementa el ciclo de escenas de la vida de Francisco de Borja, cronológicamente ordenadas en el sentido de las agujas del reloj. Presidiendo el salón encontramos el retrato del IV Duque, Francisco de Borja, vestido con los hábitos de Caballero de Santiago.

El techo del Salón de Coronas tiene como elementos decorativos la doble corona ducal de los Borja que llena todo el artesonado y también en el suelo podemos ver representada la  doble corona ducal. El salón tiene un zócalo de azulejos valencianos del siglo XVI que decoran sus muros aunque sólo los del muro que da al patio son originales provenientes de los alfares de Triana que recorren el alto zócalo y que están realizados con la técnica de la cuerda seca o arista, el resto son reposiciones efectuadas a principios del siglo XX. No tiene chimeneas y se calentaba a base braseros. También destaca una inscripción que rodea la sala por su parte superior y que traducida del latín nos dice "Corred para arrebatar el premio pues no será coronado sino el que haya combatido según la ley". Texto tomado de San Pablo y con las cuales San Francisco de Borja (todavía duque) quería transmitir este sabio consejo a sus hijos.

Capilla Neogótica
Desde aquí pasamos a la Capilla Neogótica entrando por una puerta situada a la derecha al fondo de la sala. De estilo neogótico realizada en la primera mitad del siglo XX tiene un cierto aire de estilo bizantino.

Es de destacar la cúpula nervada de vivos colores azulados con estrellas doradas y el retablo de la capilla, junto con los dos iconos situados a su izquierda y a su derecha. Los muros se decoran con imágenes de santos y atributos de santos realizados por el hermano Martín Coronas. Esta sala era el antiguo despacho del IV duque de Gandia (San Francisco de Borja) que fue transformada en 1896 como capilla por la Compañía de Jesús. De tiempos de San Francisco de Borja y que todavía hoy se puede apreciar en esta sala destaca el Crucifijo original del santo.

Siguiendo nuestro recorrido nos encontramos con una pequeñísima habitación, que era la residencia de San Francisco de Borja cuando ya era jesuita. En ella podemos ver una recreación de su cama y la máscara mortuoria.

Inmediatamente llegamos a la Santa Capilla donde el santo practicaba sus oraciones y disciplinas.  El espacio está protegido y no se puede pasar, se ve desde la puerta y tampoco se puede fotografiar.
Santa Capilla

Según una leyenda muy extendida, el diablo pretendía distraerlo de sus devociones lanzando piedras a través de una pequeña ventana de alabastro que todavía se conserva junto al altar y la creencia popular asegura que algunas de las manchas de sangre son las gotas de sangre provocadas por las excesivas mortificaciones que se auto infligía el duque con sus penitencias. El recinto es un pequeño oratorio con un techo poligonal que recuerda la forma de un ataúd. Según la tradición tiene su origen en el hecho ocurrido en Granada, cuando vio el cuerpo de la emperatriz Isabel de Portugal en descomposición, que motivó el abandono de la vida mundana por la vida eclesiástica. Según se cuenta, al destapar el féretro y ver el estado de descomposición de la fallecida, juró no servir más a ningún amo que pudiera morir, por lo que se incorporó a la Compañía de Jesús una vez falleció su esposa y después de haber dejado en orden todos los asuntos terrenales de su ducado y de su familia.


En las paredes de la Santa Capilla todavía se conservan las grisallas realizadas por Filippo de San Leocadio (hijo del afamado pintor Paolo de San Leocadio) que representan los quince misterios del Rosario, muy retocadas por el hermano Coronas. El aspecto actual de la techumbre y el pavimento corresponde a una intervención realizada por la Compañía de Jesús.



Desde aquí llegamos a una galería, desde la que se puede observar el patio de armas y en la que se conservan parte de los azulejos que se encontraban en todo el palacio, a modo de murales en la pared, para que nos demos cuanta de lo rico y variado del suelo y pared en aquellos años, con casi todas las baldosas de cerámica de Manises, tan famosa todavía.



Cámara de la Duquesa



Por la galería accedemos al Salón de las Águilas y la Cámara de la Duquesa. La Cámara de la Duquesa en realidad los aposentos de María Enríquez, donde nació́ Francisco de Borja un 28 de octubre de 1510. Según la leyenda, en esa noche  apareció́ en el cielo una estrella fugaz que anunciaba el nacimiento de un hombre santo, quedando reflejado en el escudo de la Gandía.

En ella encontramos una recreación de principios del siglo XX con la cama donde nació San Francisco de Borja. Se trata de una habitación con tres arcos apuntados de estilo neogótico que dividen la estancia en dos crujías. La sala realizada con sillares de piedra artificial, conserva sin embargo un pavimento de azulejos de Manises de los más antiguos del palacio pues está fechado en el siglo XV con dibujos moriscos en azul y blanco de los conocidos como "encadenats".




El Salón de Águilas es de un salón rectangular que recibe su nombre, por el friso dorado que recorre la parte alta y que tiene como elementos decorativos principales, águilas y granadas.
Detalle del Salón de Águilas


Era la antigua Sala de San Miguel. En el centro del techo podemos ver un gran florón, desde donde colgaba la lámpara que daba iluminación al salón. Tanto este elemento central como el friso de águilas está realizado en yesería y dorado con pan de oro. Se fecha su construcción a finales del siglo XVII o principios del XVIII. Desde esta sala se tenía una vista privilegiada del centro de la ciudad de Gandía.

Salón de las Águilas

Continuamos nuestro recorrido y por una puerta muy decorada, entramos en el Salón Dorado o Galería Dorada. El inicio de la construcción se sitúa en torno al año 1671, año en que Francisco de Borja es canonizado por el papa Clemente X. La construcción de la galería fue un homenaje por la canonización del santo de la familia Borja. El impulsor de la obra es el X Duque de Gandia, Pascual Francisco de Borja-Centelles y Ponce de León. La obra quedó finalizada alrededor del año 1713 según indica uno de los medallones de la sala.
Salón Dorado o Galería Dorada
Su proyecto y diseño corresponde a Leonardo Julio Capuz (1660-1731). Recibe este nombre por la riqueza decorativa que adorna todo el salón, tanto por la utilización de los dorados como por rica policromía de sus puertas y ventanas. Decoración a base de rocallas, dorados y otros elementos del barroco del momento (cartelas, acantos, grutescos, hojarasca etc.).

Este salón era usado como salón de fiestas, se trata de una gran habitación rectangular dividida a su vez en cinco salones, separados por cuatro portones o cancelas de madera las cuales tienen la particularidad que son movibles, por lo que bien podían cerrarse individualmente o bien abrir todas las puertas lo que dejaba todo el salón diáfano. La riqueza decorativa de esta sala es magnifica, en cada dintel de separación y en el centro de un óvalo dorado, encontramos retratos de jesuitas de la Compañía de Jesús. En el techo nos encontramos con pinturas al temple sobre lienzos llevadas al techo en lugar de pinturas al fresco y en el suelo se ha recuperado parte del pavimento original, frente al moderno, lo que da pie a un interesante contraste en cuanto a la calidad de los solados.
Azulejos originales en los balcones del Salón Dorado en el Patio de la Cisterna
La decoración predominante en la primera sala es a base de adornos heráldicos (Sala Heráldica de la familia Borja), la segunda sala con decoración barroca (Sala Ornamental), la tercera sala recoge decoración relativa a su canonización (Sala de San Francisco de Borja). La cuarta sala se decora con elementos relativos a la Sagrada Familia (Sala de la Sagrada Familia) con un gran lienzo en el techo de la Sagrada Familia y la Santísima Trinidad. La quinta y última es conocida como Sala del Cielo y la Tierra. En el suelo de esta habitación encontramos un pavimento cerámico con una alegoría de la humanidad. 


Este pavimento alegórico de la humanidad está datado a principios del siglo XVIII, es el único que se conserva original, está formado por unas 1.500 piezas, los colores utilizados son principalmente el azul, el amarillo y el verde. Se trata de una ornamentación de cerámica de Manises del siglo XVIII, referida a los cuatro elementos (aire, tierra, mar y fuego) y en el centro el Sol. Es conocido como mosaico barroco de los cuatro elementos o pavimento de los cuatro elementos.
Glorificación de San Francisco de Borja


En el techo de esta quinta sala encontramos un gran lienzo pintado al temple obra de Gaspar de la Huerta. Realizado en el siglo XVIII es una exaltación a la familia Borja, con la Glorificación de San Francisco de Borja.


Es de destacar la decoración pictórica de los muros exteriores de esta sala, desarrollados a base de ornamentación vegetal en los entrepaños de los balcones y decoración de cenefas, volutas, jarrones y apilastrados de color almagra y gris en el resto de la fachada. También destacamos las cubiertas protectoras de los balcones a base de tejas vidriadas con tonalidades azuladas y blancas en contraposición a los colores blancos y verdes del tejado de la sala. En todo su perímetro exterior dispone de un total nueve balcones con tejaroz y suelo de azulejos.

Desde el Salón Dorado se accede a una terraza donde se puede contemplar el exterior del Salón Dorado, el Patio de la Cisterna, los patios del colegio de los Jesuitas, así como una vista del río Serpis.

Exterior del Salón Dorado
Río Serpis


 
Detalle del exterior del Salón Dorado
 















Desde esta terraza se despidió el guía y nos dejó hacer fotografías, ya por libre, de los lugares permitidos dando por concluida así la visita.



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