viernes, 13 de febrero de 2015

Gandía: Visita a La Albufera



El día amaneció frío y desapacible, pero ya lo habíamos planificado y lo cumplimos. Se trataba de ver La Albufera y El Palmar, como pueblo representativo del lugar. Después del desayuno, carretera  y manta.

Mirador de la Albufera en la CV-500 cerca del Parador El Saler
Para llegar desde Gandía tomamos la N-332 hasta Cullera y Sueca. A partir de aquí la CV-500 dirección El Perelló y El Perellonet. Aproximadamente una hora de coche y cerca de 60 km. 
Desde este mirador se observa en todo su esplendor el Parque Natural La Albufera (1960)  formado por el lago de La Albufera y su entorno húmedo.
La importancia ecológica que presenta este espacio natural ha quedado definitivamente puesta de manifiesto con la reciente incorporación, 8 de mayo de 1990, a la lista de humedales de importancia internacional designados por el Gobierno español, establecida en virtud del convenio relativo a humedales de importancia internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas, hecho en Ramsar (Irán) el 2 de febrero de 1971.

El Parque Natural de La Albufera, con una superficie de 21.120 hectáreas, constituye un área, geológicamente deprimida y subsidente, que se ha rellenado con aluviones cuaternarios tras producirse el cierre del antiguo golfo por un cordón litoral que se extiende desde Valencia hasta Cullera. Esta barra arenosa o restinga tiene su origen en los aportes de sedimentos fluviales procedentes del rio Turia y distribuidos desde el norte por la corriente de deriva.  La profundidad del lago es escasa,  con una  media inferior a los 80 cm, aunque en algunos puntos llega a alcanzar los dos metros. El lecho del   lago se compone, por lo general, de finos limos con  un elevado contenido en materia orgánica. 

El arrozal: Las especiales condiciones de inundabilidad que existían en el entorno del lago y su escasa profundidad permitieron su transformación agrícola para el cultivo del arroz. La actividad arrocera, pionera del expansionismo agrario en las zonas húmedas se fue extendiendo a costa de la paulatina reducción de la superficie del lago, especialmente a partir del siglo XVIII. El arroz producido en el Parque Natural es casi en su totalidad del tipo denominado «redondo» fundamentalmente la variedad bahía, mientras que en las demás zonas arroceras nacionales se produce el tipo «largo» o «chino», de mayor aceptación en Europa, pero cuyas cualidades gastronómicas son muy inferiores a las del primero, sobre todo para el condimento de los platos tradicionales valencianos. Es importante resaltar la riqueza de matices que muestra el arrozal a lo largo de su ciclo, desde el periodo de inundación invernal que multiplica por cinco la superficie de agua libre del lago, a los distintos cambios que se van sucediendo durante el desarrollo, desde la siembra en abril y mayo hasta la siega en septiembre.
Nuestra visita ha coincidido con el inicio del ciclo del arroz. Ahora, en enero y febrero se vacía el agua de los campos para empezar a fanguear (se aran los campos y la paja del arroz que queda del año anterior se mezcla con el barro, pudriéndose y creando un gran fertilizante natural).
Hasta finales de abril y principios de mayo no es el momento de la siembra, para que a principios de septiembre, cuando la espiga haya crecido del todo, empiece la siega. Antes se hacía a mano, con una hoz, aunque el paso del tiempo ha permitido mecanizar un proceso que ahora se hace muy rápido. En noviembre y diciembre las compuertas que comunican el Mediterráneo con la Albufera se cierran, y el agua que sobra se manda a las acequias que hay en el perímetro de los campos. A través de un simple sistema de pequeñas compuertas, los agricultores pueden utilizar el agua sobrante para regar sus campos.
Después de estar contemplando la Albufera (flora y fauna) durante un buen rato, nos dirigimos al pueblo de El Palmar que está a unos 2 o 3 km. de este punto. La carretera es muy estrecha y el paisaje a izquierda y derecha espectacular. Se pasa por diferentes embarcaderos para visitar en barca, por fincas con sus barracas correspondientes, etc. Finalmente llegamos al pueblo. A la derecha, un parking para autobuses y coches, y un cartelón que te avisa que es el lugar de España donde mejor se come. Y no es por falta de restaurantes, hay infinidad de ellos, en todos tienen al arroz como plato estrella y su especialidad típica es la paella valenciana y el "all i pebre", cuyo ingrediente principal es la anguila.
Restaurantes en la Plaza de la Sequiota

Hablar de El Palmar también es hablar de barracas, típica casa valenciana, de agricultor, de pescador. Levantadas con madera y barro y cubiertas con techos de cañas de la misma Albufera, daban protección a las familias aunque carecían de luz y electricidad. Hoy, las pocas que quedan gozan de protección como bien de interés cultural y muchas se destinan a la cocina de la tradicional paella valenciana en beneficio de los amantes de la cultura gastronómica.

Esta población tiene múltiples posibilidades, puedes visitar alguna barraca o montar en barca y navegar por La Albufera. El día perfecto para visitar El Palmar sería reservar una mesa en uno de los muchos restaurantes que hay y después dar un paseo en barca por La Albufera guiado por alguno de los excelentes barqueros para ir a las zonas más bonitas de la laguna. Después disfrutar de una buena paella valenciana o arroces de todas clases y el famoso All i Pedre con anguilas, típico de El Palmar.

Visita en barca
Después visitar una barraca. La Barraca dels Arandes se encuentra en el centro del pueblo. Casa típica de la región valenciana. Construida en el siglo XIX es la más antigua de El Palmar y conserva la estructura original. Las paredes que no superan los 1,5 m de altura, son de adobe. El techo está formado por una estructura de vigas de madera sobre la que se extiende una capa de cañas largas. Encima se fija el material vegetal de la cubierta llamado borró, que se siega en la Devesa. El suelo es de barro prensado. Todo un símbolo de la vieja Albufera, de sus tradiciones y de su historia en medio de restaurantes modernos, casas de hormigón y antenas parabólicas.
Barraca dels Arandes

Interior de una barraca

La barraca servía de vivienda a los labradores, por lo que se sitúa en las zonas de huertas de regadío. Existen ejemplos de barracas en la zona costera central de la Comunidad Valenciana en las comarcas que rodean a la Albufera de Valencia.


El edificio es de planta rectangular, de unos nueve por cinco metros, con cubierta triangular con un marcado ángulo para desaguar las precipitaciones torrenciales tan típicas de dicha zona, con un caballete perpendicular a la entrada (usualmente orientada al sur) que está situada en uno de los lados menores. La distribución es siempre parecida: una puerta en la fachada sur que da acceso a un amplio pasillo que recorre toda la edificación hasta la fachada norte, donde se habilita otra puerta que permite la circulación de aire. Este pasillo es utilizado como cocina, comedor y almacén.






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