sábado, 5 de marzo de 2016

ERMITA VIRGEN DEL ARA. Viaje a Extremadura.

Vista panorámica de la Ermita Virgen del Ara
PRIMER DÍA. Sábado 27 de febrero de 2016.

Terminada la visita a la mina, nos dirigimos hacia la Ermita de la Virgen del Ara que se encuentra muy cerca, a unos tres kilómetros. Llegamos alrededor de las 12 horas del mediodía y en la explanada que hay delante de la ermita, sacamos las vituallas del maletero del microbús y tomamos café con dulces, mientras esperábamos más visitantes por consejo de Pepi, la guía que nos enseñó espléndidamente la ermita.
Entrada porticada con arcos peraltados sobre pilares poligonales en la fachada sur a la Ermita

Conocimos en primer lugar la "Leyenda de la Ermita de Nuestra Señora del Ara".
Princesa Erminda y su padre, el rey moro Jayón


Habitaban en esta zona la Princesa Erminda y su padre, el rey moro Jayón, que era ciego. Bien pudiera ser que estos personajes de la historia, fueran reyezuelos Taífas, es decir, los pequeños reyes que en el último periodo de la dominación musulmana habitaban en la península. Un buen día la Princesa se encontraba jugando junto a una fuente y se le apareció la Virgen María, en forma de una joven doncella, sobre la copa de una encina. Esta aparición se hizo más frecuente, hasta que un día vio brillar sobre la cabeza de la jovencita una aureola destellante.


Erminda le preguntó:
- ¿Quién eres?
- La Virgen María, -le contestó la jovencita-.
- Pues entonces, si eres la Virgen ¿por qué no le devuelves la vista a mi padre?
- Lo haré, pero cuando os convirtáis al cristianismo.

Al convertirse Erminda y Jayón, éste recobró la vista. Entonces comenzó a levantarse una capilla en su honor en un lugar muy cercano, donde hoy figura una cruz de hierro. Pero lo que construían durante el día, por la noche se derrumbaba. Así, el rey empezó a tener miedo y trató de huir del lugar, pero al intentar atravesar la Ribera del Ara, el agua se lo impidió.
Cruz en el lugar donde se empezó a construir la ermita que la Virgen no deseaba


Habló con la Virgen y Ésta le dijo que la ermita que estaba construyendo se le derrumbaba porque no la hacia en el lugar que Ella deseaba. Es decir, en la encina donde se aparecía. Así pues, se levantó la ermita en el lugar en el que hoy existe, y se dice que la encina se cortaba y volvía a retoñar.

La construcción de la ermita la realizaron todos los moros convertidos y uno que abandonó renegando su fe cristiana, fue castigado por los demás poniéndolo preso de corma (especie de cepo formado por dos tablas que lo ponían en los pies para que no pudiera moverse) y cadenas. Después se vería libre de este castigo por mediación de la Virgen.
En la explanada delante de la ermita

Hay además otras leyendas relacionadas con esta ermita, como la del aceite, la del tesoro o la de San Antonio. Ésta última cuenta que la imagen de San Antonio con su niño que se encuentra en la ermita de la Virgen del Ara, tiene el poder de dar novio a quien lo busque de la siguiente manera: las muchachas solteras del pueblo secuestraban al niño y lo mantenían en su casa hasta que les salía novio,  una vez concedido el deseo lo devolvían a su sitio sin que nadie las viera.
Maruja y Piedrasantas delante de la entrada porticada con arcos peraltados sobre pilares poligonales

El Santuario de Nuestra Señora del Ara, se encuentra situado en las estribaciones de Sierra Morena y a unos siete kilómetros de Fuente del Arco. Es conocida como la "Capilla Sixtina de Extremadura" por los frescos de su techo.


Subimos al Camarín y Pepi (la guía) nos rodeó la Virgen para verla de cerca
La ermita Virgen del Ara se halla al sur de la provincia de Badajoz, en el límite con Andalucía, ocupando junto con Reina, Trasierra y Fuente del Arco, un marco geográfico y ambiental de carácter diferente a la zona norte de la Campiña Sur de Extremadura. Su orografía, más complicada y de cobertura vegetal más rica, determinada por las sierras de San Bernardo y San Miguel, se conecta ya con los escabrosos dominios iniciales de Sierra Morena. Las localidades mencionadas se localizan en el eje de los viejos itinerarios y calzadas que unían Córdoba y Sevilla, con Mérida.

Todo el paraje que lo circunda resulta ser de gran riqueza arqueológica, aflorando sobre todo, restos romanos, lo que nos lleva ha sospechar de la posible existencia de algún centro religioso y cultural pre-cristiano.


Cuadro que estuvo colocado en el Camarín

El santuario lo mandó edificar, casi a sus expensas, el prior santiaguista Don García Ramírez. La construcción data de finales del siglo XIV principios del XV, y en un principio no existía nada más que la iglesia sin espadaña ni camarín, y unas construcciones anexas de las que aun hoy quedan restos.

Concluída la iglesia en 1494, existían dos casas de morada junto a la ermita, la ocupada por el santero y la que acogía a los que venían a velar, más una bodega. En 1549 ya existía la Sacristía, aunque reformada posteriormente para la construcción y acceso al Camarín. Los arcos tapados que se observan indican que formaron una galería abierta, como se refleja en la documentación de 1549.

La arquería de la fachada sur de la Iglesia, de estilo mudéjar está compuesta por arcos muy peraltados que se apoyan sobre pilares poligonales, (los únicos que hoy permanecen al descubierto), los de oeste y norte fueron cegados al levantar las construcciones anexas.

Tras la arquería observamos una puerta de acceso al interior del templo con arco de herradura enmarcado en alfiz, donde aparecen restos de columnas romanas.


Vista de la única nave cubierta con bóveda de cañón con las 24 escenas del Génesis
A finales del siglo XVI la iglesia era la misma que ahora contemplamos, salvo que no contaba con la espadaña (campanario), ni con el camarín. Se debió contar con algún pequeño campanil sobre el arco toral, ya que encima de dicho arco, hasta 1494 se encontraba una esquila y en 1603 se compró la campana de la ermita de Nuestra Señora del Ara.


Pinturas de los muros
En el interior de la Ermita de una única nave, se cubre mediante bóveda de cañón de estructura poco frecuente, presenta diseño con acusado peralte sustitutivo quizás, de una cubierta de madera anterior.

En 1736, se finalizaron las pinturas de la bóveda del Santuario, con un magnífico programa iconográfico desarrollado sobre la bóveda de la iglesia, de autor desconocido aunque probablemente de la escuela llerenense, y evocando de forma directa creaciones de grandes maestros. Por estas fechas debió colocarse el Retablo mayor.

 El Camarín, se terminó a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. La obra del Camarín, exigió la ampliación de la antigua Sacristía, prolongándose más allá del espacio ocupado por la capilla mayor hasta el límite del propio camarín. Es de planta cuadrada, sobre la que emerge un cuerpo octogonal con linterna de media naranja, de clara influencia barroco-renacentista.


Retablo barroco de tres calles, con abundante profusión de elementos escultóricos
La Capilla Mayor, que se abre a la nave central por un gran arco toral, reduce su anchura a poco más de 5 metros y su profundidad es de 4 metros y setenta y cinco centímetros. Dicha capilla se divide en dos tramos, señalados en superficie por delgadas columnas adosadas y se cubre con bóveda de crucería. El testero queda ocupado por un hermoso ejemplar de retablo barroco de tres calles, con abundante profusión de elementos escultóricos casi de bulto redondo. 
Bóveda de crucería de la Capilla Mayor

En la calle central a los pies de la imagen titular, se colocan las imágenes de bulto del rey Jayón y su hija, a través de un gran ventanal, (lugar en el que se coloca la imagen), queda abierto el Camarín, estancia de planta cuadrada con pilastras en los ángulos que facilitan el paso a las pechinas de la cúpula. El acceso a dicho Camarín se logra por espaciosa escalera que arranca de la sacristía, estancia también abovedada por cañón sobre lunetos y dividido por dos tramos en fajón, con una superficie de 9,15 por 4,25 metros.

Los maestros pintores recurrieron a compartimentar el espacio de la bóveda de la nave de la iglesia en grandes recuadros, insertos en una retícula formada por una fantasía grotesca a base de figuras femeninas aladas de raíz vegetal y carnosos roleos. De esta manera logran veinticuatro rectángulos que, junto con los dos cuartos de círculo del muro del coro alto, hacen posible el desarrollo de otras tantas escenas del libro Génesis. Cada una de estas escenas se numeran, del 1 al 26, para formar determinados bloques, ya que no siguen linealmente el texto bíblico y se acompañan de la pertinente leyenda extraída del mismo texto.


Arco que separa la Capilla Mayor de la nave principal de la Ermita
La historia de la creación, paraíso, destierro e hijos de Adán y Eva, se distribuye en doce escenas (números 1 a 12), la de Abraham, desde su encuentro con Melquisedec hasta el sacrificio de su hijo, en otras cinco (números 13 a 17), la del Diluvio, desde la Torre de Babel hasta el Sacrificio de Noé, en cinco (números 18 a 22). Las cuatro restantes se destinan a la historia de Issac y Rebeca (números 23 a 26).


En la bóveda del coro se han dispuesto, a los ángulos, cuatro bellas figuras femeninas, acompañadas de diversos atributos, que vienen a representar los cuatro puntos cardinales y los signos correspondientes del Zodiaco.



Pinturas de los muros
La superficie de los muros se decora en la parte superior con un simulado entablamento por el que discurre un original friso de poderosos roleos vegetales, en el que se insertan figurillas y algunos animales. Un continuo de rectángulos, bajo este entablamento, acoge alternativamente, un tema floral y una estación de Vía Crucis. Por fin, en la parte inferior, aflora un continuo de cuerpos prismáticos en sesgo, en cuyos netos se dibuja una ventana de arco conopial, produciendo así la ilusión de un ordenado paisaje arquitectónico.

Entre 1550 y 1575 varios elementos del templo se cubrieron con azulejería (de la Cartuja de Sevilla), las gradas del Altar Mayor, los asientos que rodean el templo y los frontales de los altares laterales.

En la actualidad se encuentran restauradas la mayor parte de las pinturas excepto las que hay tras los retablos laterales y el Altar Mayor.

La ermita fue declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento, el 2 de octubre de 1993.

La visita, así como la guía son totalmente gratuitas.

Vista general de las pinturas de la Ermita

Vista de la espadaña y arcos de la fachada norte cegados
Fuente del Patio de la Ermita

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