viernes, 11 de marzo de 2016

ELVAS (PORTUGAL). Viaje a Extremadura.


TERCER DÍA. Lunes 29 de febrero de 2016.




Después de haber dormido y descansado en el magnífico hotel Casino de Extremadura, comenzamos el lunes con un rico desayuno a base de tostadas, perrunas, rosquillos, etc. y la famosa técula-mécula que habíamos comprado en Olivenza. La técula estuvo genial.
 
Y enseguida a Elvas (Portugal), que se encuentra muy cerca de la frontera española. Es una ciudad interesante y posee un patrimonio histórico considerable. Elvas es especialmente famosa por su gran acueducto, construido entre los siglos XV y XVII, una gran obra de ingeniería que merece la pena ver.

El acueducto, con más de 40 metros de altura.
 
Además, la ciudad presume de ser la que tiene el mayor número de fortificaciones de Europa, pues cuenta con siete bastiones y dos fortalezas, las de Nossa Senhiora da Gracia, y la de Santa Luzía, declaradas Patrimonio de la Humanidad y perfectamente conservadas.


Plaza de la República de Elvas, con la Catedral al fondo.

La antigua catedral de Elvas, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, cuyo autor fue Francisco Arruda, data de 1517, tiene planta longitudinal y se compone de tres naves. Pasó por reformas en el siglo XVII e incluye elementos de arquitectura manuelina, barroca y rococó. Aunque no es muy grande merece la pena su visita, es muy bonita. Se accede por una interesante escalinata.


Plaza de la República desde la verja de la Catedral.
 

 
 
La oficina de turismo de Elvas se encuentra en la Plaza Mayor de la ciudad, también conocida como Plaza de la República.  Allí facilitan mapas donde se indican los principales monumentos.

Si queremos historia y arqueología, en Elvas, podemos contemplar sus murallas medievales, y  Recorrer sus principales lugares en un par de horas.



Y sin perder mucho tiempo nos fuimos de compras. Antonio buscaba sin descanso unos patés de sardina y no paró hasta llegar a una tienda donde hace mucho tiempo los compró. El resto no cesó de comprar termos de café, tarros de cristal, bastones y un sinfin de regalos para volver cargados, hasta yo me tuve que comprar un albornoz para no ser menos.

 
Esto es una prueba fehaciente de las compras


Terminadas las compras, volvimos a nuestro microbús donde Ángel, el conductor, nos esperaba junto al acueducto. Desde allí derechos al Restaurante El Cristo. Llegamos temprano y no había mucha gente, pero enseguida se llenó.


Piedrasantas y Maruja brindando con sus baberolas para no mancharse.

Pedimos unas raciones de almejas a la marinera, de bacalhaudourado y las correspondientes sapateiras. Para entonarnos y hacer gana dimos cuenta de unos aperitivos a base de patés, mantequillas, aceitunas, quesitos, etc.


Con las zapateiras en el centro de la mesa
   

Todos contentos en el Cristo haciendo ruido con los martillos correspondientes para las sapateiras.

Después de la comida, vuelta a casa y estudiando el proyecto para un nuevo viaje. No tardará.


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