viernes, 4 de marzo de 2016

MINA LA JAYONA. Viaje a Extremadura.

PRIMER DÍA. Sábado 27 de febrero de 2016.

Desde hacía bastante tiempo que el grupo de amigos, que habitualmente nos reunimos en armoniosa aparcería los fines de semana, teníamos ganas de realizar este viaje. Isidro había intentado en varias ocasiones convencernos de las bondades de los lugares que podíamos visitar y por fin se hizo realidad.

Convenimos que era primordial utilizar un microbús para poder ir todos juntos y evitar los problemas que ocasionaría llevar varios vehículos particulares. Así lo hicimos y contratamos con Ledesma que nos hizo la mejor oferta. Aunque todo el grupo no pudo venir, sólo cinco matrimonios y el conductor con su mujer, que nos acompañó en el viaje.

A las ocho de la mañana del sábado estábamos todos en la Avenida Marcos Redondo, donde habíamos quedado para la salida. Comenzamos nuestro viaje con Ángel al volante en una mañana muy fría, de perros.
Aparcamiento a la entrada, junto a la carretera. Hay que subir andando unos 150 metros

Los mineros: Sebastián y Piedrasantas, Isidro y Maruja, Antonio y Eva, Pepe y Josefina, Andrés e Isabel

A las diez ya estábamos en la entrada a la Mina La Jayona en Fuente del Arco, nuestro primer destino y nuestra primera visita. Atrás habíamos dejado Peñarroya, Fuente Obejuna y Azuaga, entre otros pueblos por los que habíamos pasado. En la Mina La Jayona nos esperaba María Eugenia, la guía oficial con la que visitaríamos la mina. Esperamos un poco a otros grupos para comenzar la visita, mientras tanto fuimos a los aseos, jugueteamos un poco con los cascos de protección y nos hicimos algunas fotos.
Dentro del Centro de Visitantes

Enseguida comenzamos el recorrido con María Eugenia que iba explicando magníficamente todos y cada uno de los detalles, tanto históricos, económicos, sociales y de toda índole relacionados con La Jayona.

Fue declarada Monumento Natural en el 1997, y es posible que la primera utilización de la Mina fuera en época romana, pero la explotación propiamente dicha comienzó en 1900 y se prolongó hasta 1921, cuando se abandonó la actividad.
La mina en explotación, se observa bien el teleférico y los cables

En este período de tiempo se extrajeron 270.000 toneladas de mineral, que hasta 1905 era transportado a la fundición de Fuente del Arco con animales de carga. A partir de ese año con ayuda de un teleférico que llegaron a construir sólo con ese fin, incluso este proyecto dio la oportunidad a esta zona de tener comunicación por tren, pero al no prosperar el negocio por diversas razones se abandonó.

La explotación seguía las vetas de mineral sin ningún plan de labores fijo. Más de 400 mineros, con la ayuda de picos, palas y dinamita, avanzaron en profundidad (11 niveles) y lateralmente hasta dejar el hueco actual. Los restos de la actividad minera están por todos lados, ayudándonos a tener una visión muy clara de lo que allí pasó a principios del siglo XX. A medida que se avanzaba en la extración se dejaban columnas de roca a modo de refuerzo, para poder acceder por ejemplo a niveles más bajos en busca del mineral.  En  los restos de la mina se pueden encontrar mineralizaciones metálicas de todo tipo, planos de fallas con estrías, milonitas asociadas, deformaciones estructurales de diferente origen y escala.
María Eugenia en un momento de la explicación

Debido a las diferentes condiciones de humedad y temperatura existentes en el interior de la mina, se ha desarrollado una vegetación característica de zonas húmedas, constituida por helechos, plantas trepadoras, higueras, musgos, etc, en claro contraste con la vegetación típicamente mediterránea del exterior.
En los cantiles y roquedos anidan importantes colonias de aves rupícolas que conviven con insectos, reptiles, pequeños mamíferos y con murciélagos de diferentes especies, como el de "herradura". Al mismo tiempo y ya relacionado con la geología, la Mina ha quedado al descubierto numerosas y valiosas manifestaciones geológicas como contactos litológicos, mineralizaciones, procesos kársticos, procesos sedimentarios y, sobre todo, un plano de falla en el que pueden observarse estrías y espejos de falla.

El efecto final de lo que nos encuentramos cuando se entra en la Mina es un espacio mágico, lleno de contrastes de luz, de vegetación y de magia. La mina está dividida en cuatro niveles, tres de ellos por debajo del nivel de superficie y formados a su vez por pasadizos y galerías, alrededor del hueco central en el que se pueden apreciar restos de las construcciones utilizadas por los mineros. Como consecuencia de la actividad minera han quedado testigos de pequeñas construcciones y once niveles en los que se suceden andenes, galerías, plataformas, salas, etc, que hoy día constituyen un completo geoecológico de primera magnitud. De estos once niveles en la actualidad, sólo se pueden visitar los niveles 2, 3 y 4. Y por labores de mantenimiento, nosotros sólo pudimos recorrer el nivel 4.

En el nivel 2, que tiene 230 metros de longitud, los sonidos de las aves rupícolas, las estructuras minerales, la vegetación del fondo de la mina, el plano de falla y los juegos de luz de la Sala de las Columnas es lo de mayor interés.


Grupo de mineros y mineras con mucho frío


En el nivel 3, que tiene 160 metros de longitud, destacan los sonidos de las aves que se aprovechan de cualquier oquedad o resquicio de las rocas para construir sus nidos, y los juegos conicos en el último tramo del nivel.

Finalmente el nivel 4, con 297 metros de longitud, que pudimos visitar, se observan restos de la explotación minera, los contrastes de la vegetación del fondo y exterior de la mina, y desde los balcones y miradores, la gran riqueza geológica del hueco central de la misma.

Para visitar la mina "La Jayona" es conveniente pedir información y cita previa llamando al teléfono 667 756 600.

Los lunes está cerrada.





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