miércoles, 30 de julio de 2014

VI. Viaje a Suances.- SANTILLANA DEL MAR

Amaneció un día estupendo y un poco caluroso, el sol apretaba y el termómetro marcaba los 25º C. Hoy tocaba visitar Santillana del Mar y Comillas, dos pueblos cercanos y de obligatoria visita. Forman parte de la ruta costera del Camino de Santiago y son verdaderos tesoros culturales de la región.

Santillana del Mar es una villa medieval desarrollada en torno a la Colegiata de Santa Juliana, sin embargo muchas de sus casonas corresponden a las diversas aportaciones arquitectónicas de los siglos XIV al XVIII.
Entramos por la calle de Santo Domingo que después se llama Carrera y después Cantón y al final calle del Río cuando se llega a la Colegiata Santa Juliana. 
 


Continuando por la calle del Cantón, nos encontramos con un maravilloso conjunto de casonas de los siglos XV al XVII entre las que destacan: la casa gótica de Leonor de la Vega, madre del primer marqués de Santillana. No está comprobado que en ella viviera Leonor de la Vega, aunque de ella provenga el nombre de la casa, sólo se sabe que la casa es de finales del siglo XV y principios del XVI y fue la vivienda de su hijo, el propio primer Marqués de Santillana, Don Íñigo López de Mendoza, natural de Carrión de los Condes (Palencia).

Casa gótica de Leonor de la Vega, hoy Hotel Casa del Marqués


Un poco más adelante se encuentra La Casa de los Hombrones, edificio barroco del siglo XVII construido en piedra de sillería, de dos alturas y tejado a dos aguas y en la que destaca su fachada principal donde se encuentra el gran escudo de armas de los Villa


El escudo da nombre a la casa por los dos hombres con bigote  que aparecen en él sosteniendo el enorme blasón de la fachada, la casa presenta un espléndido soportal con cuatro arcos.

En la inscripción del escudo se puede leer: “Un buen morir es honra de la vida”.



En la esquina siguiente nos encontramos con el Museo de la Tortura (sigue igual que cuando lo visité por primera vez hace 20 años) con una exposición permanente de diversos instrumentos de tortura, castigo, humillación y pena capital, utilizados durante el periodo en el que actuaba la Inquisición. Los objetos son originales y fueron realmente empleados con tales fines, como la guillotina, potros, garrotes, la doncella de hierro, cinturones de castidad, etc. utilizados desde el siglo XIV hasta finales del siglo XIX. La entrada cuesta 3,60 €.
Museo de la Tortura
Calle Cantón
Lavadero y abrevadero
Caminando hacia La Colegiata y pasando el Museo de la Tortura nos encontramos en mitad de la calle del Río, el lavadero y abrevadero y justo enfrente la Casa de los Quevedo, de finales del siglo XVII, es una casa construida en sillería, de dos alturas y en la que destaca el túnel con arcos de piedra que pasa por debajo de la vivienda y que servía como desagüe al abrevadero y al río, del cual toma su nombre la calle.

La casa de los Cossío se encuentra pegada a ella con uno de los escudos de armas más bonitos e imponentes de toda la villa. Destaca también la balconada de forja con peana de piedra y la portada adintelada. Hoy es la pastelería y confitería de “Casa Quevedo”, donde venden las quesadas, los sobaos pasiegos o los bizcochos, productos típicos del lugar.
Casa de los Cossío
Y al final de la calle en un ensanchamiento de la misma, tenemos La Colegiata, el monumento religioso más importante del románico en Cantabria. Levantada sobre una antigua ermita en el siglo XII, tiene planta de tres ábsides, crucero y tres naves.   En la fachada principal se observa un frontón triangular con la imagen de la mártir, y por encima, una galería de quince arcos enmarcada por tres torres, una de ellas cilíndrica. El claustro adosado a la nave norte, está considerado como la obra maestra del conjunto, por la excelente talla y decoración de sus capiteles.
Colegiata Santa Juliana

Colegiata Santa Juliana


VÍDEO interesante de la Colegiata Santa Juliana



                Después de tanto tiempo de pie, apetecía un helado


Museo y Fundación José Otero
También visitamos el Museo Jesús Otero, que fue inaugurado en el año 1994, y está formado por los fondos particulares donados por el autor a la villa en 1993.

Se trata de un total de medio centenar de esculturas, muchas de las cuales fueron realizadas en los últimos años de vida del autor, a las que hay que añadir utensilios, herramientas y dibujos utilizados en su creación.
   
Pocos meses antes de morir, el autor donó la totalidad de las obras que quedaban bajo su propiedad y es un grupo de amigos y admiradores, los que con el apoyo de la Fundación que se creó, instalaron un museo monográfico en lo que fue el antiguo cuartel de la Guardia Civil y sede de la Escuela Taller.

La Fundación Jesús Otero organiza también exposiciones temporales con el objetivo de dar a conocer a artistas actuales.
 
Entrada Museo y Fundación José Otero
Salas Museo y Fundación José Otero


Continuamos nuestra visita en la Plaza Mayor o Plaza Ramón Pelayo, que tiene forma triangular y donde se encuentran bastantes edificios singulares y representativos de Santillana.
El Parador Nacional Gil Blas desde 1944, que antes fue la casona de los Barreda-Bracho del siglo XVIII. Las familias Barreda y Bracho que estaban emparentadas, construyeron esta casa de estilo barroco, destacando su fachada principal, la que da a la Plaza Mayor, con sus cuatro balcones de forja y el escudo de armas de la familia.

Parador Nacional

La Casa de la Parra del siglo XVI, llamada así por la enorme parra que adornaba su fachada principal antes de ser sustituida por la pantalla de entramado de madera y ladrillo actual. Es una edificación gótica como se puede apreciar en sus dos puertas de arco ojival.
A su lado, y ya a mediados del siglo XVII se construyó la Casa del Águila, que debe su nombre al águila que adorna el escudo que la casa luce en su fachada principal, el escudo de la familia Estrada Tagle. En esta fachada destacan también sus soportales con dos arcadas de medio punto que dan a la plaza y la solana que recorre todo el ancho de la fachada en el piso superior.
Ambas casas se encuentran unidas por un pequeño corredor de dos alturas y todo el conjunto de las dos casas pertenece a la Consejería de Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, que la usa para realizar exposiciones temporales.
Casas de la Parra y del Águila


También en la Plaza Mayor se encuentra el Ayuntamiento, construcción de carácter palaciego de arquitectura noble representativa del medio donde se halla, el rural. Destaca su gran balconada de hierro, un soportal con varios arcos y el enorme escudo de la villa que sirve de adorno para la fachada. Fue construido a principios del siglo XVIII. En 1883 se reformó y se añadió el escudo de armas de la villa sobre leones y sirenas timbradas por la corona del marquesado de la época.
Ayuntamiento

De la misma manera en Plaza del Mercado, hoy llamada Plaza de Ramón Pelayo o Plaza Mayor se alza la La Torre de Don Borja  es del siglo XV ampliada en el XVI, recibe este nombre por D. Francisco de Borja Barreda, quien fuera el último titular del mayorazgo de la familia en el siglo XIX. En 1981 se convirtió en sede de la Fundación Santillana (funciona como centro cultural, donde se pueden ver importantes exposiciones). En su fachada podemos apreciar los dos pequeños escudos de la familia Barreda y el soportal de doble arco ojival.
Torre de Don Borja

La Torre del Merino es considerada como una de las construcciones más antiguas de la villa ya que se cree que data del siglo XIV. Su nombre es debido a que esta torre era la vivienda del Merino Mayor de las Asturias de Santillana, es decir, el representante del rey y administrador de la zona. La torre aún mantiene, a día de hoy, prácticamente su aspecto original, con algunas transformaciones que ha sufrido a lo largo de los siglos, como por ejemplo la conversión de las almenas en ventanas con la construcción del tejado o la pequeña ventana adintelada encima de la puerta, que también es una modificación posterior.


Torre del Merino

Y para finalizar la visita a Santillana, que ya estábamos un poco cansados, estuvimos en el Museo Diocesano

Eran ya casi las dos del mediodía y nos fuimos a Comillas con la intención de comer allí y visitar lo más importante.
A. Redondo 

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