jueves, 27 de septiembre de 2018

OLITE.- Excursión a La Rioja


Por la tarde, casi sin poder tirar del cuerpo, nos encaminamos hacia Olite. Rafael ¡nos vas a matar!

La silueta esbelta y armoniosa de su castillo-palacio domina Olite, sede real durante la Edad Media, los gruesos muros y torres almenadas del palacio alojaron a reyes y princesas. Declarado monumento nacional en 1925, constituye el ejemplo más importante del gótico civil de Navarra y uno de los más notables de Europa.
Sede real durante el medioevo y residencia predilecta de Carlos III el Noble (1337-1425), monarca que deseaba tener un palacio fastuoso y que en él albergó animales exóticos como jirafas, leones o búfalos, además de realizar auténticos jardines colgantes tropicales en sus muros


 

Aunque existen restos arqueológicos romanos del siglo I, la fundación de Olite se atribuye al rey godo Suintila hacia el año 621. El rey navarro García Ramírez dio a la ciudad su primer fuero y Teobaldo II le concedió ferias anuales en 1276, año a partir del cual se celebraron Cortes en Olite.

Fue sede real durante el medioevo y residencia predilecta de Carlos III el Noble (1337-1425), monarca que deseaba tener un palacio fastuoso y que en él albergó animales exóticos como jirafas, leones o búfalos, además de realizar auténticos jardines colgantes tropicales en sus muros.


Palacio "viejo" (XII-XIII), actual Parador de Turismo

Parador de Turismo

Parador de Turismo

Entrada al Parador de Turismo


Como ejemplo de aquel lejano esplendor cortesano quedó el Palacio Real, que ocupa un tercio del casco urbano medieval. En realidad, se trata de dos palacios construidos uno junto a otro. Del palacio "viejo" (XII-XIII), actual Parador de Turismo, sólo quedan en pie los muros y las torres, mientras que el palacio "nuevo" (XIV-XV) es un magnífico representante del estilo gótico civil francés.

De entre todas sus torres, la Ochavada es la más caprichosa: al recorrer su estrecho mirador, tienes la sensación de encontrarte en un castillo de hadas. En la zona más sombría se encuentra el Pozo del Hielo, donde se guardaban capas de nieve para conservar los alimentos. El palacio sufrió un devastador incendio en 1813 y su aspecto actual responde a la restauración del año 1937.


Castillo-Palacio Real de Olite

Castillo-Palacio Real de Olite

Castillo-Palacio Real de Olite

Castillo-Palacio Real de Olite

Castillo-Palacio Real de Olite


En la plaza Carlos III se encuentra el Ayuntamiento, que fue construido en 1950 con forma de mansión nobiliaria, dos galerías medievales subterráneas (XIV), y algunos bares y terrazas.
Plaza de Carlos III. Olite

Desde la Plaza de Carlos III sale la Calle Mayor de Olite

Ayuntamiento y soportales de Olite

La Iglesia de Santa María de Olite es una de las construcciones góticas más importantes de Navarra. Su belleza artística es tan interesante como su historia. Adosada al Palacio Real, residencia predilecta del rey Carlos III el Noble, fue utilizada por los monarcas navarros para las grandes festividades y actos solemnes.

Su recargada fachada, en la que se percibe la influencia de los talleres de Nôtre Dame de París, te hará detenerte y prestar atención a los relatos de la portada y a la policromía original que se ha recuperado tras su restauración. Dentro del templo, de nave única, te esperan un retablo renacentista presidido por una talla gótica de la Virgen y la imagen, también gótica, del Cristo de la Buena Muerte.


Iglesia de Santa María de Olite

El mal llamado atrio, Iglesia de Santa María de Olite, se encuentra exento frente a la portada de la iglesia. Fue construido en torno al año 1432, por iniciativa de la reina Blanca I. Se estructura por medio de tres crujías con arquerías apuntadas que a su vez acogen pequeños arcos trilobulados

Un buen momento para imaginar cómo fue la ciudad durante la Edad Media son las Fiestas Medievales que se celebran en agosto. La ciudad se llena de mercaderes, artesanos, titiriteros, trovadores, clérigos, arqueros, halconeros y malabaristas que ofrecen sus productos y espectáculos a los visitantes, mientras desfilan reyes y princesas y se celebran torneos entre caballeros. También hay comidas y cenas medievales servidas en vasijas de barro por posaderos ataviados con ropajes de la época.


Algunos aprovecharon la noche para ir a un karaoke




El día finalizó con la cena y la acostumbra partida de cartas.




(Información obtenida en su mayor parte de las guías turísticas)

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