domingo, 23 de septiembre de 2018

SORIA.- Excursión a La Rioja

Nuestro autobusero muy bien acompañado en el desayuno


El segundo día de viaje comienza tras el desayuno en el Hotel Alcalá Plaza y nuestro destino es Soria, donde realizaremos una visita a la capital, almorzaremos y continuaremos viaje hacia Logroño. Está previsto que lleguemos a tiempo para alojarnos y cenar.

Pasamos por la villa de Medinaceli (no paramos por tener los accesos en obras y no entrar el bus), situada estratégicamente en la cumbre de un cerro, dominando el Valle del Jalón, constituyendo uno de los conjuntos patrimoniales más interesantes de la provincia de Soria. Mantiene sin apenas alteraciones su aspecto señorial de siglos pasados. Desde la carretera vimos su magnífico Arco Romano que es sin duda, su monumento más emblemático y original. Único en España de triple arcada, de notables dimensiones y estilo africano. Fue construido a finales del siglo I d.C. Sigue el modelo del arco de Trajano y presenta una decoración muy simple pero efectiva. Constituye un ejemplo único de arco de triunfo romano monumental dentro de Hispania. El tamaño es de 13'20 metros de largo, 2'10 metros de ancho y 8'10 metros de altura. Servía, además de su función conmemorativa, de puerta de acceso a la ciudad. El arco central era paso de carruajes y animales y los laterales de los peatones.

Su Plaza Mayor es de estilo castellano y está situada sobre el antiguo foro romano. Alberga los dos edificios civiles más notables de la villa: el Palacio Ducal y la Alhóndiga, ambos mandados construir por el Duque de Medinaceli entre los siglos XVI y XVII.
Plaza Mayor de Medinaceli
En la estación de tren de Soria nos esperaba la guía que nos acompañó durante la visita a esta ciudad. Atravesamos su casco urbano para ir a realizar la primera visita, Ermita de San Saturio.
Camino de la Ermita de San Saturio, que se ve al fondo

De estilo barroco, data del Siglo XVIII y se levanta sobre una gruta eremítica visigoda situada a orillas del Duero, en la denominada Ruta Machadiana. Acoge en su interior unas impresionantes pinturas al fresco que narran la vida de San Saturio, hijo de una noble familia del siglo V y que fue canonizado por entregar todos sus bienes a los más necesitados y retirarse luego a una vida de anacoreta. También acoge los restos y el sepulcro del santo soriano.
Gruta eremítica visigoda de San Saturio situada a orillas del Duero

Cuenta la tradición que en el siglo VI el noble soriano Saturio tras fallecer sus padres, repartió sus riquezas entre los pobres y marchó a vivir a unas cuevas junto al Duero. Allí en un sobrio y místico oratorio, en honor a San Miguel Arcángel, viviría durante treinta años de forma eremítica.

Los primeros datos que dejan constancia de la existencia de un oratorio de San Miguel que luego pasó a llamarse San Saturio, datan del año 1148. Posteriormente se hicieron algunas reparaciones y debido al hundimiento de la misma, en el año 1694 la ciudad de Soria acordó reedificar una iglesia de nueva planta con el concierto de todos los vecinos, colgada sobre un roquedal junto al Duero que unida a la riqueza paisajística de la zona lo convierte en un enclave incomparable. La construcción fue encargada a Julián y Domingo Izaguirre bajo el mando de Juan Antonio Zapata, responsable de las pinturas del interior. Las obras de construcción terminaron en el año 1704.
En la Sala del Cabildo de los Heros

Varios fueron los milagros que se le atribuyeron al Patrón de Soria. Según la leyenda, cuando Saturio vio llegar a un joven de nombre Prudencio que quería cruzar el río a nado, le advirtió del peligro que conllevaba. Todo el mundo suponía que se ahogaría por la corriente pero el joven llegó sano y salvo a la orilla, con sus prendas secas pues pasó sobre la capa de San Saturio  que lo acogió como discípulo y se encargó de instruirlo hasta su muerte
Altar a San Miguel Arcángel en la sala de su capilla
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Fue Prudencio quien se encargó de enterrarle y de promover la creencia en el Santo. Su recuerdo no se perdió y en el último cuarto del siglo XVI se encuentran sus restos, que actualmente descansan en el altar mayor de la ermita. La devoción hacia el eremita creció hasta el punto de construir la ermita en su honor y nombrarlo patrón de la ciudad, por aclamación popular en 1628, culto y patronazgo que fue ratificado oficialmente por el Papa Benedicto XIV en 1743. Su festividad se celebra el día 02 de Octubre.

La ermita está formada por unas grutas naturales sobre las que se construyó un edificio dedicado a uso religioso. Cuenta con diferentes salas como la Sala del Cabildo de los Heros, utilizada antiguamente para reuniones de la hermandad de labradores. Preside esta sala una efigie negra del santo de finales del S. XIX a la que los impedidos rezaban, dada la dificultad para acceder a la capilla principal.
Vidriera del milagro
La Capilla de San Miguel, a través de la cual se llega a la vidriera que narra otro milagro atribuido a San Saturio, sobre un niño que se precipitó al río por esa ventana resultando ileso por su intervención. Además en la capilla hay una imagen de Santa Ana procedente de una ermita que existía en el cerro que lleva su nombre, ubicado justo detrás de San Saturio. En la Sala expositiva se pueden ver paneles con información de la ermita y una selección de capas que luce el busto de San Saturio en ocasiones solemnes. La Sala de la Vivienda del Santero, que recrea la forma de vida de este personaje a finales del siglo XIX. Salas del Ayuntamiento y de Los Canónigos desde las que se pueden admirar preciosas vistas del Duero y plasmar recuerdo de la visita en su libro de firmas. La Sacristía, en la que se conserva la pieza más antigua de la ermita, una talla de estilo gótico que representa a Cristo crucificado. Actualmente se integra en un retablo barroco de 1732 fabricado por Ignacio Ibáñez, Antonio Mateo y Domingo José Romero en madera de nogal sin policromar.
Cristo crucificado en la Sacristía

La Iglesia es de planta central octogonal. El altar barroco, profusamente decorado, cobija un busto relicario del santo con sus restos. La bóveda, cúpula y muros están adornados con frescos, del pintor barroco soriano más destacado Juan Zapata Ferrer, discípulo de Antonio Palomino. Destacan las paredes decoradas con pinturas murales que narran de forma ordenada pasajes de la vida del Santo y la cúpula, en la que aparecen los principales anacoretas de la Cristiandad entre ellos San Juan Bautista, San Juan Evangelista, San Benito y Jesucristo en el desierto.
Altar barroco de la Iglesia
Escuchando las explicaciones sobre los frescos de las paredes, bóveda y cúpula

Acto seguido nos desplazamos a ver El claustro y Monasterio de San Juan de Duero. Cruzamos el río Duero, a través del viejo puente, para ver este pequeño monasterio con claustro abierto que es quizá el rincón más bonito y mágico de Soria.
Francisca y Ángela posando en el Claustro
 
El claustro tiene cuatro tipos de arcos distintos, a cada cual más original, configurando uno de los monumentos más originales del románico en España. Dentro de la ermita las columnas de los dos pequeños templetes ofrecen ocho capiteles dignos de analizar y contemplar. Por ellos no ha pasado el tiempo, arpías, dragones, ángeles y hasta los Reyes Magos. Es un lugar increíble.
Claustro de San Juan de Duero
Claustro de San Juan de Duero
Monasterio de San Juan de Duero

Tras esta visita, paseo peatonal por Soria para ver algunos de sus más emblemáticos monumentos, como el Palacio de los Ríos y Salcedo declarado Monumento Nacional con portada renacentista, del plateresco de la primera mitad del siglo XVI. Ventana en esquina, y escudos heráldicos de los Ríos y Salcedo que flanquean la portada. En la actualidad es sede del Archivo Histórico Provincial. 

Palacio del Vizconde de Eza, Casa nobiliaria y alojamiento real S. XII. Fue construido en el siglo XII por una de las familias nobles más influyentes de la ciudad, perteneciente al linaje de  San Clemente, por lo que también se denominó así al edificio, entre cuyos títulos ostenta el de Vizconde de Eza. En el siglo XIX esta familia emparentó con otra nobiliaria proveniente de Navarra, los Marichalar a cuyos herederos pertenece el palacio en la actualidad. Destaca el escudo de la familia, del S. XVIII, en el que se representa un águila bicéfala rodeada por el lema de la familia “Fieles a Dios, al Rey y a la Patria”. Las cadenas bajo el balcón son un símbolo de da fe de que en el lugar ha dormido un rey. En este caso fue Alfonso XIII, de cuyo gabinete era ministro el Vizconde de Eza y que pernoctó cuando vino a la inauguración del museo Numantino.



Instituto Antonio Machado, cuyo claustro aún recuerda la distribución de un monasterio y se conserva tal y como era entonces el aula donde dio clases Machado, que  llegó a Soria en el año 1907 a los 32 años de edad para ocupar su cátedra en francés. El poeta impartió clases de lengua francesa a estudiantes de bachillerato que tenían entre 13 y 15 años, por lo que dejó gran cantidad de documentación académica que también se conserva actualmente en el centro. Esta aula es continuamente visitada por alumnos de colegios e institutos y todo tipo de visitantes y turistas que vienen tras sus huellas.
Instituto Antonio Machado

Iglesia de Santo Domingo, importante referente del románico español. Iglesia construida en el siglo XII, con influencias francesas de la zona de Poitiers, reflejadas en las series de arquerías ciegas a ambos lados de la portada y en la profusa decoración escultórica de ésta. El gran rosetón que se abre en medio del frontón es del siglo XIII.
Iglesia de Santo Domingo

Y después tiempo libre para degustar los riquísimos torreznos de Soria.
 
Mari Carmen, muy risueña y contenta, antes de dar cuenta de los torreznos


Comimos en el restaurante Casa Garrido un gran potaje de garbanzos con bacalao y después continuación de viaje hasta Logroño.


(Información obtenida de las guías turísticas)

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